25 de abril de 2010

"Carga y Destino". Cuento, por Blanca Arbeláez


Reseñista y cuentista venezolana. Apasionada de la lectura, Blanca Arbeláez es colaboradora permanente de periódicos y revistas literarias del país.

Carga y Destino


Iba con su carga pesada. Decidí seguirla. Me pregunté en voz  alta sobre su destino. Alguien a lo lejos contesto: No sólo sabe a dónde va sino que encontrará el mejor camino. Decido observarla. Me acerco cautelosamente para no interrumpir su trayecto. Pero  ella se detiene sin descuidar la carga. Presiento su cansancio o  es que tal vez intuye mi  presencia.  Me  alejo sin perderla de vista.  Ella entonces reanuda su andar.  Se decide por una cuesta  de ladrillos ancianos. Esquiva sus agujeros que quieren tragarla. Retrocede. Se detiene de nuevo. Pienso que descansa. De pronto, una tan igual a ella se le acerca. Murmuran. No escucho el  decir. Se quedan quietas un instante. Intercambian sus alientos. Se despiden. Y quien lleva la carga, avanza un poco más pero resbala. Una pequeña zanja entre los ladrillos  no deja que caiga al vacío.  Protege la carga. Tal vez, vale más que su misma vida.











La sigo. Ahora  su dirección es transversal, recorre  la zanja donde ha caído  hasta encontrar un cruce que la devuelve a la pendiente. Alcanza la cima  pero hay matorrales de lágrimas de cristo. La carga se atora entre las lágrimas. Siento su esfuerzo.  Ella, mágicamente da vueltas en círculos hacia su izquierda.  Se libera.  Parece feliz.  La veo bailar.  Se arrulla con su carga y continua.
Otra, tan similar a la anterior  se  atraviesa en el camino, la encara. Tal vez son celos.  Me equivoco pues estira su cuerpo para ayudar con la carga.  Entre ambas la bajan lentamente y  la toman por los extremos. Siguen caminando  con aire seguro. Sin aviso, la nueva sufre un desmayo. Su cabeza  cuelga  como si una brisa la hubiera desnucado; sin embargo  el resto de su cuerpo sigue abrazado a la carga.  Ahora el peso  es carga y peso muerto.  Una tercera, tan igual a la anterior  aparece de la nada.  Abraza a la muerta suavemente como para no dañarla y  la adhiere a la carga. El  peso  es nivelado. Acomodan sus cuerpos mientras hablan con sus miradas.  Emprenden la marcha. Hay cierta prisa.  Una rama entorpece mi visión. Me acerco. Ellas se dan cuenta que las sigo.  Se detienen. Se miran. Me miran. Saben que en ese momento soy Dios  y como Dios  les permito continuar hacia su destino.  Ahora caminan con la urgencia  de perderme. Pienso que tal vez inventarán un desvío, pero no,  su trayecto  más que conocido es un pacto  sin dudas. Sonrío. Veo como se  alejan. Las estoy perdiendo. Me inclino  y reconozco un pequeño agujero  de donde surge una manada  tan igual a la anterior. Ayudan con la carga y el cadáver. Me miran con mirada de conjunto anónimo,  soy un estorbo. Me regalan un adiós  con sus espaldas y en manada las hormigas se introducen de nuevo en su destino.

Blanca Arbeláez







7 comentarios:

gabriela elena dijo...

Muy bien elaborado. Excelente analogía, me invitó a reflexionar. Felicidades!

Heberto Gamero dijo...

Interesante relato. Hormigas como expresión de la humanidad entera con sus problemas a cuestas. Sólo que los acarrean con una genuina y natural aceptación que evita los sufrimientos.

Anónimo dijo...

Lidia Esther Salas Rincón ha comentado tu enlace:

"Disfruté la lectura. Participé en la acción. Sentí, como la narradora, la omnipotencia de ser un poco como Dios. De eso se trata la lectura de una obra de arte. De la comunión de sentidos y de emociones "

Sonia dijo...

Hola a todos, muy bueno el cuento, me intrigó y quise conocer el descenlace. Puede despertar mucha curiosidad el movimiento de las hormigas y darles esa carga de feminidad humana,aumenta la expectativa sobre lo que hacen. Felicitaciones a Blanca.

Unknown dijo...

Maravilloso cuento. Es una muestra de como se puede nir de lo cotidiano a lo trascedental

Gustavo

Unknown dijo...

Me sorprende muy gratamente como la autora hace uso de los elementos y les da vida y movimiento, además de concederle presencia a las hormigas como seres sufrientes con sentimientos como todos los tenemos y respetando su origen en dignidad e igualdad. Muy bien logrado.
Victoria

blanca Arbelaez dijo...

Gracias a todos por sus minutos frente a la pantalla.
Saludos,
Blanca